martes, 13 de marzo de 2012

El espiritismo y el culto a los Ancestros en mi famila


En mi familia, tenemos el culto a los espíritus muy arraigado, y ello se manifiesta diariamente en diferentes ocasiones. A continuación me dispongo a contarles, más que nada con un fin anecdótico. 
Mi madre, antes practicante de Umbanda Blanca –la que no realiza sacrificios animales– y yo, marcadamente kardecista, hemos desarrollado un  sistema bastante simple y ameno, rama del llamado típicamente “espiritismo cruzado”. Quizá, en esta parte de la tradición familiar, se note el marcado tono afro-americano que tenemos impreso.
 
 Creemos que es importante, antes que nada, adorar y hacer plegarias a los espíritus y ancestros de sangre de la familia, para así recordar de dónde vinimos y poder proyectar hacia dónde vamos. Siempre, antes de un ritual, les pedimos a los familiares que ya no están que nos acompañen y nos den fuerzas, en especial a mi abuelo, a mi bisabuela y a mi primo. Nunca empezamos ningún oficio sin antes pedirles licencia a nuestros antepasados, lo que hacemos agitando rítmicamente una campanilla a la vez que elevamos oraciones y encendemos una vela blanca al lado de un vaso con agua. En este punto, mi abuela suele colar alguna petición a algunos santos, dice que son espíritus como cualquier otro y que, una vez muertos, se alejan de todas las religiones para servir universalmente. Yo no me avergüenzo de decir que en varias ocasiones hemos encendido velas a los santos, en especial aquellos que en el espiritismo cruzado cobran mucha importancia, como San Sebastián, San Pedro, Santa Sara, etc.  Por eso digo que no soy un wiccano con todas las de la ley, sino simplemente un brujo. 
 
Tenemos un plato cachado, donde vamos juntando comida del día, como trozos de pan, pollo, galletas, arroz, etc., y al final del día, vamos a la esquina de nuestra casa y desmenuzamos todo eso para los espíritus. En casa tenemos una pequeña mesita donde colocamos siempre un velón blanco y un vaso con agua para ellos, junto a todos los collares que los representan (no solo a los ancestros de sangre sino a todo el cuadro espiritual) y tres dijes: una cruz del vaticano (mi abuela), una cruz de Caravaca (mi madre y un pentáculo (yo). Allí, todas las mañanas, se hace sonar una vez más la campanilla para pedir bendiciones y saludarlos. A veces, el ron y el tabaco se hacen presentes también, sin faltar la colonia inglesa y el agua florida para descargarse en caso de que alguno sienta alguna clase de interferencia mágica. No hay imágenes de ninguna clase ni ninguna otra herramienta sobre la mesita.
 
Cuando se conmemora un día especial consagrado a cierta clase de espíritus, nunca faltan las ofrendas de fruta y objetos, así se nos disponemos a armar canastas con un montón de cosas para luego llevar al monte.
Antes he nombrado al “cuadro espiritual”, se denomina así al conjunto de espíritus que normalmente no formaba parte de tu familia y que te protegen y de cuidan. Se reconoce que cada persona tiene una infinidad de espíritus rondándole, pero que siete son los que encabezan el cuadro, habiendo uno, “el guía”, siendo de mayor vibración, y otros seis llamados “protectores”.
 
No solemos invocar espíritus de otras personas en las sesiones. Por ejemplo, no le damos paso a los espíritus que quieran acercarse para tomar luz o, si viene alguien que quiere contactarse con sus padre fallecidos, tampoco lo hacemos, excepto casos puntuales y siempre usando una conexión que no involucre el transporte o incorporación (el préstamo del cuerpo). Creemos que solamente dañamos nuestra energía y nuestro cuerpo. Además, puede llegar a ser peligroso por el simple hecho de que nunca sabes que se te puede llegar a meter. Pero sí, en las sesiones, se manifiestan los espíritus de los cuadros espirituales de cada uno –y de los médiums que nos acompañan- .
 
Tenemos dos clases de sesiones. Una kardecista, de mesa, con una vela en la mesa y todos tomados de la mano. Y las sesiones de trabajo, o de transporte, donde no solo se le presta la voz a los espíritus, sino todo el cuerpo. No todo el mundo puede hacer transporte o incorporación, por lo que, los demás médiums, que son psíquicos, sanadores, golpeadores, escribientes, etc., se desarrollan en la sesión de mesa.
 
Cuando hacemos sesiones de transporte, por lo general vienen varias personas a pedirle favores a los espíritus, quienes, si los deseos no dañan a nadie, los cumplen. Entre los espíritus de mi cuadro, el más buscado es el Hermano Besosa, curandero en vida, que, cuando se manifiesta, pide que se le tape el rostro con un pañuelo. Mi guía es el Hermano Pedro de las Culebras, creo que en vida fue mexicano. Él, según se cuenta, andaba por el monte, cuando una serpiente lo mordió, pero por su fe, se salvó, y la que murió fue la víbora. Supongo que es una alegoría acerca de la lucha contra el mal.
 
Otros espíritus de mi cuadro son: el Hermano Siete Piedras, el Hermano Luna de Plata (ambos indígenas, siendo este último guaraní), la Hermana Iris (gitana), el Hermano Lorenzo, autodenominado Quiebra Lanzas (esclavo africano), Hermana María de las Matas y el Mestre 7 palos (que no me deja decir su nombre). 
La guía de mi madre es la Hermana Maria Luisa. Todavía recuerdo cómo, en medio de la sesión, ella se retiraba al jardín, trayendo ruda y…algunos escarabajos –sí, gustaba de comérselos–. El Hermano José de las Ánimas, con poco desarrollo en tierra, es uno de sus protectores, junto al Hermano Rompe Nubes.
 
Ellos tienen una macada presencia en nuestro trabajo. Cuando debemos confeccionar recetas de hierbas, por ejemplo, o al practicar limpiezas. También nos cuentan cosas sobre las personas que se vienen a consultar, como sus enfermedades, sus miedos o su pasado. Si alguien está enfermo, lo fluimos con las energías de los espíritus, es como una clase de reiki, pero americano. Consiste en pasos rítmicos y sacudones que se hacen con las manos en ciertas partes del cuerpo.
 
Hay muchas cosas para contar, tanto de orden doctrinal como anecdótico, solamente díganme qué es lo que quieren leer y, si está dentro de mis posibilidades, con gusto lo redactaré. Las sesiones no se pueden fotografiar, así que eso se los debo.
 
Aclaración: no usamos ouija, ni ninguna clase de “juego” que pueda irritar a los espíritus. Lo consideramos peligroso e irrespetuoso. Tampoco obramos para el mal.



Aramis L'hibou
aramislhibou@live.com

La importancia de contar cuentos

 Descubrí el poder de contar cuentos durante la creación de mi grupo literario. El acto de contar y relatar historias nos conecta profundamente con los arquetipos divinos, incluso si simplemente relatamos sin ninguna clase de análisis de por medio. Además, abre un puente a la reflexión y a la instrospección. El silencio sacro que se hace cuando uno de nosotros, en el círculo, comienza a contar una historia contienen una gran carga de significado. Yo con mi mitologia griega, mi madre contando cosas acerca de Orixas, mi abuela con sus historias de santos católicos, las chicas y los chicos de mi círculo, incluso, cuando escriben algo y quieren compartirlo. 
Puede que el acto de oír no eleve poder, o no el que necesitamos para crear círculos, enviar deseos, etc, pero es un acto de naturaleza religiosa que nos abre la mente y nos predispone. Espero que, con los años, los dioses me hagan mejor narrador (soy un poco apurado), y así, gente más joven pueda escucharme y repetir los mitos tradicionales (el descenso de la Diosa, la creación del tambor, la creación de la danza, las rocas cerca del fuego, etc.)
Además, narrar historias nos recuerda el poder de la palabra. Es a través de ella que, en muchas culturas, se cree que nació el universo. Incluso he leido un mito en el que la naturaleza comenzaba a existir por efecto del relato de la Abuela Luna a sus hijos.  
Recordemos que antes que la palabra, para contar historias, se necesita otra cosa, ¿qué puede ser? Sí, la voz, sin voz no podemos hacer uso de la palabra oral. Y la voz es uno de los instrumentos con los que la naturaleza nos han bendecido para rendirle culto, para acordarnos de ella. Un camino de poder dicta que hay que cantar, pero otro dice que hay que contar historias, inclusive, muchas canciones tradicionales narran aventuras épicas. 
La voz es el sustento y el transporte de la palabra -lo que nos recuerda que somos canales vivientes de la dvinidad y de su voluntad-, hasta que llegó la escritura y desbarató el esquema (amo la escritura, pero desde un punto de vista arqueológico, fue la destrucción de algunas tradiciones). La voz es una cosa en el espacio, una presencia física. Posee un tono, un timbre, una amplitud, una altura, un registro. O sea, un conjunto de elementos a los que cada cultura asigna un valor simbólico puntual. 
El aliento de la voz es creador. Por eso su nobmre suele estar ligado al concepto de alma, o de espíritu: animus en latín, pneuma en griego, ñe'eo en guaraní (ya me detendré en los guaraníes). En los glifos egipcios, la boca era la fuerza creativa. Para la tribu bantú de áfrica, el fluir de la voz se identifica con el del agua, la sangre y...el esperma. Para los Tuareg del Desierto de Shara, el aliento y el alma son la misma cosa, por lo que cubren su rostro con un velo para no "perder su alma al hablar". Pero está la cuestión en saber qué clase de voz usar en el entorno ritual. Por ejemplo, el rey africano de ciertas tribus no grita y habla poco, porque sabe que gritar es un recurso femenino en su cultura, el narrador sagrado, canta, hace muecs y sonríe cuando habla. 
Cada vez que contamos un mito, estamos reviviéndolo. Cada vez que repetimos una historia mitológica, activamos recuerdos ancestrales que duermen en nosotros. En uno de sus libros, Raven Grimassi, dice que cree conveniente leer en ciertos rituales ciertos mitos porque activa la información que está en nuestra sangre y que podemos aprovechar para los rituales. 
La palabra es esencialmente poder, un poder nombrador, creador, fecundante, que pone en movimiento las fuerzas que permanecen estáticas en las cosas. Hacer uso de la palabra otorga poder y sacude la realidad. Claro que no toda palabra es Palabra, por eso en algunas sociedades hay diferentes lenguajes, uo vulgar y otro sagrado. 
Si la palabra verdadera crea vida, la mentira la destruye. En algunas civilizaciones, decir mentiras es un gran agravio, porque se está usando la lengua, que debe usarse para fomentar la paz y rezar a los Dioses, para crear discordia. Es tomado como un abuso de poder. 
Y el silencio es importantísimo. Saber cuándo callar es también aprovechar la palabra. "Si la palabra construye la aldea, el silencio edifica el mundo". Hay palabras e historias que no pueden usarse cuando uno tenga ganas. La palabra verdadera, es creado y no es ajena a las circunstancia espaciales y temporales en las que se manifiesta, como tampoco la posición del cuerpo. Hay palabras que solo pueden decirse en ciertas épocas del año (como los cuentos tradicionales de las estaciones), otras solo se dicen de noche o de día, y otras más no se recitan si el tiempo es malo. 
El poder de la palabra, o mejor, el poder divino que sostiene la palabra, llamado Nommo en tribus bantú, es asociado el agua y al fuego, por el calor y la humedad de la boca, y por eso la palabra se considera gestadora. Se dice que el Nommo crea una semilla y es capaz de fecundarla. Está en todas partes, es imposible no usar palabras, pero pocas veces sacralizamos al lenguaje. Y aquí llegamos al uso de la voz y la palabra en los rituales modernos. Cuántas veces uno se expresa mal al desear o hacer plegarias y al final el hechizo se malogra...cuántas veces maldecimos sin pensar y después nos arrepentimos.
En algunas partes del mundo, la gente se lima los dientes para tener un discurso más eficaz, en otras se tiñen los dientes de los adolescentes de azul para que controlar su lengua. Entre los Dogon, se colocan aros en los labios para que salgan "palabras bellas" y se colocan los mismos aros en las orejas, para filtrar las palabras que dañen. 
Los dogon creen que la palabra es lo que nos diferencia de los animales. La palabra posee un cuerpo, una materia sonora formada por los cuatro elementos que conforman el cuerpo humano, tierra, aire, fuego y agua. Cuando falta agua, "la palabra sale seca", sin poder, rogante. Cuando falta calor, la palabra daña. La tierra le da a la palabra su peso, su firmeza, para distinguirla de cualquier ruido. Incluso los sonidos tiene género, algunos son machos y otras son hembras, asi que al contar historias y cantar, se está "mezclando" energías de diferentes naturalezas. 
Pero la fuerza de la palabra y de sus historias dentro de los rituales depende de la fuerza vital de la persona. Si es escasa, el sujeto hablará muy poco y no será escuchado, porque su energía se fuga. Tal fuerza, se cree, se origina ene l agua, en el elemento que comprende la sangre. Las impurezas de una persona, se manifiestan en el habla, si alguien blasfema y se queja, está exponiendo su realidad personal. A veces, se cree que quieren hablan nasal, tienen la palabra podrida, y que los espíritus están llevándole la vida. 
Para los guaraníes, TODO es palabra, absolutamente todo, y quien conoce la palabra correcta, puede hacer grandes cosas, concepción que vemos, por ejemplo, en los egpicios también. La identificación entre el alma y la palabra es tan grande entre los guaraníes, que se habla de una Palabra Viva, una Ñe'eo. La palabra es la manifiestación del alma que no muere, del alma que, a pesar de todo, sigue estando presente y fluye. Cuando cuentan historias que invlucran a fallecidos, ellos creen que aparecen para representarla, por lo que hay que tener cuidado con lo que se dice. Entre los pai tavyterä, una etnia guaraní, se cree que existía, en un comienzo, una sola fuerza, la Jasuka (cuya palabra suele hacer referencia a la luna) y que, de esa "lluvia eléctrica" surgió una voz que  cantaba, y que con sus cantos fue creándose cuerpo propio. 
Tenemos así que las palabras son la naturaleza del brujo y que es muy importante usarlas adecuadamente. Intenten en sus rituales contar historias y prueben, quizá podrían usar instrumentos para acompañar. 
Eso es todo por ahora, espero que les haya gustado.
Bendiciones de todos los bueno espíritus!

Aramis L'hibou
aramislhibou@live.com

Etnia Guaraní: Brujería y Religión I

MOVIDO DEL OTRO BLOG


Hola a todos! Hoy me dispongo a completar la información de ayer respecto a los Guaraníes. Debo decir que desde mi viaje a la Provincia de Misiones, en el Nordeste de mi país, desarrollé una afición a estos pueblos, sea por su música, sea por su danza, o por el chamán que me dejó intercambiar palabras con él en un español muy poco fluido. Desde entonces siempre que puedo investigo sobre la teología y la religión y el chamanismo guaraní. 
Lo primero que hay que saber es que los Guaraníes son un conjunto de pueblos más pequeñas que habitan el Nordeste de Argentina, el sur de Brasil, Paraguayos y sureste de Bolivia. Hay una gran cantidad de subetnias, como los mbya, o los tupínambá o los kaiova, pero hay una cantidad de generalidades, de las que voy a hablar a continuación, que nuclean a estos pueblos. La denominación Guaraní es de origen español y procede del grito de guerra que los conquistadores escuchaban: ¡Guara ny!, algo así como "avancen, guerreros"  o "ataquen", pero la autodenominación étnica es Avá, que significa "hombres", y debo decir que ellos no consideran verdaderos hombres a los blancos, en cuanto a los negros nunca tuve la oportunidad de preguntar. Pasemos, entonces, a los aspectos que nos incumben:

LAS PALABRAS Y LAS EXPERIENCIAS DE VIDA

El embarazo es para los guaraníes el resultado de un sueño; el nacimiento, el momento en que la palabra se asienta o procura para sí un lugar enel cuerpo de un niño. La palabra circula por el esqueleto humano, ella es justamente la que lo mantiene de pie, la que lo humaniza. 
La relación entre la palabra, ser animado y verticalidad también puede notarse en arias expresionas en que la radical "e", "decir", en la lengua mbya, desempeña un papel decisivo. Así, los que "restauran la palabra", los eepya, son invocados para salvar a un moribundo de la muerte; ya para la nominación de un niño son invocados los ery mo'a'ã, los que mantienen erguido el flujo del decir (todos estos espíritus de origen divino). La llegada a la Tierra sin mal (lugar donde el blanco no gobierna) sin pasar por la muerte, es expresada en lengua mbyá con el término Oñemokandire, que significa "hacer que los huesos permanezcan frescos", sin perder su naturaleza, erguidos. La verticalidad es asegurada por la palabra que diferencia al ser humano vivo de los otros seres humanos enfermos o muertos, o sin un nombre. 
En la ceremonia de nominación, el chamán revelará el nombre del niño marcando con eso la recepción oficial del a nueva palabra en la comunidad e itnentará excorcisa el primer sentimiento malo que acomete al ser humano: la cólera. Se dice que desde pequeños, los niños son propensos a irritarse facilmente en contra del seño de sus madres y que ese gesto inaugura la primera forma de saber que puede llegar a es malo, entonces, desde pequeñ,o se los orienta para vencer la ira y para que no lloren, e insistentemente se le hace escuchar su nobmre divinizador para que recuerde su naturaleza divina. Cuando crecen, los niños reciben un anillo labial, que afirma su nombre divino para siempre. 
Las crisis de la vida, como enfermedades, tristezas, peleas, tc, son producidas por el alejamiento de la persona de su palabra divinizadora. Por eso, los rezadores y rezadoras se esfuerzan en traer de vuelva y volver a asentar la palabra en la persona, devolviéndole la salud. 
Cuando la palabra ya no tiene lugar ni base, la persona muere y se convierte en un no existente (ngue, -kue), un no ser, una palabra que ta no es, un ex lugar, que muchas veces se prefiere olvidar, haciendo como que nunca existió. Se evita decir los nombres sagrados de los fallecidos, para no atraer su fantasma. 

PALABRA OÍDA Y PALABRA VISTA 

Oír, "hendu", y ver, "hecha", son dos formas de cultivar la palabra sagrada. Ohendúva son aquellos que escucharon las palabras de poder de la boca de otras personas y así pudieron conocer la realidad espiritual, los Ohecháva son aquellas personas que vieron a la palabra sagrada ser,  que no aprendieron de nadie, solamente de los sueños y del trance chamánico. Es mayor o menor medida, todos podemos conocer las palabras sagradas, pero no todos pueden ser Ohecháva, quienes son considerados portadores verdaderos de la palabra. Un chamán una vez me dijo que hoy ya casi nadie ve la palabra, que todos aprenden de escuchar, pero no a verla, y que por eso los poderes de su etnia están disminuyendo. 


EL SIMBOLISMO DE LA SUSTANCIA-MADRE

Los diferentes nombre que los guaraníes le dan al Ser Creador pueden resumirse así: Nuestro (ñande) Verdadero (ete) Antiguo (ymã) Hablante (papa, hyapúva) Padre (ru) Grande (guasu) Ultimo (ypy) y Primero (tenonde). A partir de stos pítetos podemos deduir que el Ser creador es masculino, relacionado con la figura de padre o abuelo de la sociedad guaraní. Lo que hay que saber es que este ser no es infinito, sino que depende de una sustancia anterior llamada Jasuka.
Jasuka fue registrada por primera vez por un etnologo de apellido Samaniego, con el significado de "origen de todo, incluso de los dioses; que llena e incluye al universo, padre de todos y todos". Jasuka es la fuerza que creó a todo lo que existe, todo es Jasuka. Veo en este punto, un concepto similar al de Axé, en los africanos. Los guaraníes idealizan a Jasuka como una lluvia de rayos de presencia femenina de cuyos senos mamó el Padre Primero y Último para tomar cuerpo y fuerza. En el lenguaje guaraní, Jasuka hace referencia a varias cosas, primero, como ya he dicho, a la energía primordial, a esa especie de caos griego, después a una flor en específico llamada Jasukava que adorna la cabeza de las mujeres, en tercer lugar designa a la mujer sagrada, y por último a una Diosa madre, reina del sol y gestadora universal, Jasuka Eté, quien posee una gran voz, la jasuka vyapu, manifestada en la naturaleza de la tormenta. 

 LA MUJER Y SU SIMBOLISMO

El vinculo del sexo femenino como elemento primigenio porne al descubierto la vigencia, en tiempos pasados, de un culto a la mujer en su condición de madre y creadora, fuente de vida, fudamentada en la experiencia cotidianade la comunidad, en la cual, ella, la mujer, garantizaba la continuidad y la evolución de la etnia, la procreación, la alimentación. 
En la cultura guaraní, la mujer es cocinera y agricultura (los hombres cazan), de ahí que la mujer solo engendra y cosecha vida, y su atributo femenino, un bastón que usa para danzar y para mover la tierra de los cultivos. Sin embargo, hoy, el atributo de poder es el bastón que usa el hombre, lo que supone un cambio de una realidad matriarcal a una patriarcal. Algunos arqueologos dicen que esto se debio a la aparición del blanco, que desencadenó grandes guerras en las que solo participaban los hombres, convirtiéndose en el centro de atención por varios años. Además, veían en los blancos que el hombre gobernaba y que llevaba bastones, en especial los capitanes y los alcaldes, y copiaron la costumbre. 
Aparecieron luego, mitos sobre los Gemelos sagrados y sobre Nuestro Hermano, uan especie de héroe mitológico, por lo que la hegemonía de la mujer como centro del culto data de un periodo anterior a la conquista, y mucho más primitivo. Sin embargo, en esa Tierra sin Males, se cree, aún espera Jasuka Sy Eté (Nuestra Madre Verdadera), del otro lado del mar. 

NUESTRO PADRE, NUESTRA MADRE Y LA SABIDURÍA

El proceso mediant el el cuál Nuestro Padre toma forma es descripto como el abrir de una flor, y la creación del mundo está sintetizada en le metáfora: crea en el curso de su propia evolución, haciendo referencia a que todo lo que existe es Dios. 
Nuestro Padre define la economía de la subsistencia entre los guaraníes, ya que él es el rpiemr persona de la historia del grupo en trabajar la tierra y cultivar el ma´z. Los apapokuva cuentan que a medida que Nuestro Padre avanzaba, derrumbando los árboles del monte, el sembradía detrás de él se plantaba solo. Las semillas ya iban brotando y, cuando él volvió a su casa, las espigas ya estaban empezando a madurar.
Pero Nuestro Padre no es solo la compañía de Nuestra Madre, con quien funda la protofamilia humana. Este matrimonio originario se desdobla en otros casamientos, como un preanuncio de la dualidad que desde temprano integra la cosmovisión guaraní. Se duplican lo personajes para enfatizar muchas vecas la característica de una misma entidad que posee dos polaridades (quién dijo que tenia algo que ver con la wicca?). 
Nuestra Madre es protomujer y es la protomadre de un nuevo ciclo narrativo, producido bajo la infuencia del mito de los gemelos (que algún día me animaré a transcribir). Pero tenemos  un conflicto literario, en los cuentos y mitos antiguos se ve a Nuestra Madre como el origen de todas las cosas, epro en el ciclo patriarcal, se la observa como un producto creado por Nuestro Padre.
El conflicto entre Padre y Madre nuestros es detonado por Mba'ekuaa, Aquel Que Sabe. Los relatos de este desentendimiento asumen las más diversas formas. Se dice que este espíritu fue a la casa de Nuestra Madre mientras Nuestro Padre estaba en el campo y, cuando este se enteró, desconfió de su esposa por haber estado con Mba'ekuaa, así que, enojado, se fue a su morada en el cielo, dejando a su esposa en la tierra. Le dijo que si en verdad era su esposa fiel, ella sabría dónde quedaba La Casa del Cielo. él la provocó con vientos y lluvias, pero ella no se enfureció, al contrario, tomó un bastón y comenzó a cantar, por eso el canto es femenino. Y así permanecen, ella cantando, encomiando la creación de su esposo, y él en el cielo. Algunos dicen que ella no era capaz de abandonar a sus hijos para irse con su esposo. En otros relatos, Nuestra Madre yace efectivamente con Aquel Que Sabe. Otros dicen que esa traición gestó el aml en al tierra y, com la culpa de ella fue tan grande, no pudo volar, por lo que se quedó en la tierra.Pronto todos los diose abandonan la tierra, solo queda Ella. 

PADRES Y MADRES DE LAS PALABRAS

Existen otras deidades guaraníes, menos importantes en jerarquía pero igual de presentes en los ritos. Son Dioses que dieron origen a los nombres de las personas y alas herramientas que el Karaiopy, el chamán, usa en sus ritos. Estas deidades, dificiles de compender, son el origen de los nombres divinos de las personas, y ellos son: Karai, el Padre/Madre del Fuego, Jakaira, el Dios/a de la  primavera y del niebla que purifica (el tabaco) y Tupã, el Padre/Madre de las Aguas, y que es representado por el sonido de las maracas que el chaman usa para invocar a los espiritus. El brujo oye en el sonido de la maraca la voz de los dioses y los espíritus, y de ahí saca la Palabra Divina. Es curioso que, Tupã haya sido el único Dios guaraní que sobrevivió a la conquista, siendo en el sincretismo el Dios cristiano. 
Hya tres virtudes que le pertenecen a las deidades guaraníes: el vera, o Luz de los relámpagos, el Rendy, o luz de la llamas, y el ryapu, el sonido de los truenos, y depende del chamán saber interpretar los designios divinos en estos elementos naturales. 

EL UNIVERSO

El universo guaraní tiene tres mundos, como es común en las concepciones chamánicas, la tierra, Yvy, el paraiso, Yva, y el mar, Para, que el chamán puede recorrer tranquilamente. En la tierra viven los humanos y es considerada un cuerpo gigantesco que susurra palabras para que la entendamos, en el paraíso viven los dioses, y en el mar están los espíritus de tránsito. El Cielo está custodiado por los arára, los pájaros de Dios, que juzgan a los recien llegados.
Los animales son importántisimos, considerados como mensajeros divinos y potenciales fuentes de sabiduría, además de protectores del monte y la selva. Cada planta y animal tiene un código, un mensaje mistérico que revela partes de la historia de la creación.  El chaman puede oír el canto de los animales y los vegetales, y contar las historias que ellos cuentan. 

Eso es todo por, verán que es una nota bastante dificil y leer y redactar, pero prometo pronto seguir contándoles acerca de esta etnica, y de los mapuches, para que conozcan las tribus nativas de argentina. 
Los dejo con una plegaria guaraní para empezar y terminar el día:

Aguyjevete
Ña puâ atyrâmi, ña puâ ñandú pirâi, Ñamandú opu are ñande  ayu'i, ñande rory i, koare ' ima moave'i = Gracias, levantemos todos, levantémonos satisfechos por escuchar bien, por elevar Ñamandú nuestras palabras, nuestras alegrías. Nuevamente debemos fortalecernos, todos unidos en este día"

Aguyjevete 
Ja guapy atymari na puâ, ñandu pura'i Ñamandú opu'â ñande auy'i, rory'i, koare ¡ ima nanjaevere'i = Vamos a descansar fortalecidos, escuchemos bien. Ñamandú eleva nuestras palabras, nuestras alegrías. Nuevamente, otra vez vamos a descansar entre nosotros en este día".

Aramis L'hibou
aramislhibou@live.com

Rituales de la mudanza

MOVIDO DEL ANTERIOR BLOG (UPA)

Como muchos allegados sabrán -esto en febrero fue-, ayer me mudé para comenzar mis estudios universitarios. Para mi sorpresa varios paganos estuvieron mudándose para estas fechas, como mi amigo Marco y Valeria, por ejemplo. Así que decidí escribir consejos rituales para un momento como este. En nuestra tradición, nuestra casa ES nuestro templo, y por ende, una manifestación de nuestra naturaleza espiritual. Por eso es importantísima vivificar la casa a la que nos mudemos para que no sea solamente casa, sino un hogar. A continuación describiré el proceso “ideal” de mudanza ritual, pero se puede tomar varios elementos  mezclarlos y otros no tomarlos.
Lo primero que hay que hacer, además de tener una casa a la cual mudarse, es hacer un ritual de despedida de la antigua casa. En mayoría de las veces en las que en mi familia nos mudamos es para comenzar nuevas etapas: casamiento, separación, mayoría de edad, etc. Así que es de buena  educación despedir a los espíritus de la casa anterior. Yo, la noche anterior a irme, o algunos días antes, recorro la casa con mi tambor y canto, luego paso otra vez por cada habitación con una vela blanca y un poco de sahumerio. También se dejan vasos con agua y miel en las puertas. Con una campana –“cineta” en el lenguaje tradicional–  y parado debajo del marco de la puerta, comienzo a hacer ruido y a pedir que, si la casa queda deshabitada, que las bendiciones que nos pertenezcan viajen con nosotros y que los males se vayan para que nadie sufra.
Si quedan personas en la casa, cuando alguien se marcha por las buenas, jamás lloran, porque saben que el cambio es por su bien. Se cree que llorar en una despedida es un mal presagio. Se prepara una cena, se muden todos o no, y se pueden invitar amigos. No tiene altas cuotas rituales, simplemente se bendice la comida y se brinda y liba por la nueva etapa que se emprenderá.
Si tenemos una planta que no nos podemos llevar pero que amamos, debemos adorarla. Yo, por ejemplo, dejé a mi árbol sagrado en mi anterior casa, a mi Hermano Arce y, antes de irme, rocié agua en su raíz, coloca miel, esparcí una cantidad de harinas y encendí una vela debajo de él. También coloqué un vaso de ron, un cuchillo y una hoja de palmera, pero eso es un secreto de la magia del monte, para que el espíritu del árbol me siga oyendo.
Al irnos, siempre dejemos fuego y agua en la casa, para que los próximos que habiten allí, tengan bendiciones.
La próxima casa debe estar limpia físicamente antes que nada, tiene que estar TODO limpio, incluso hay que cortar el césped y sacar las cosas oxidadas. Se limpia el piso con una mezcla de colonia inglesa o agua florida, agua, melisa, cáscara de ajo, miel, artemisa, lavanda y rosa para santiguar la casa, y se limpian todos los marcos y picaporte con agua y colonia. Sahumar con mirra, benjuí e incienso también es propicio para levantar cualquier vestigio energético que pueda haber. Después se molerá maíz pisingallo, arroz,  azúcar y coco y ese polvo se arrojará en las esquinas de la casa para asegurar la firmeza y el dinero.
Sin tardar mucho, se encenderá una vela y se servirá un vaso con agua, luego nos dispondremos a plantar el altar. Antes que el humano, se mudan los Dioses, como en una señal de que ellos están en todas partes y deben ser agasajados primero que nadie, dice mi madre. Se debe plantar el altar completo con todo lo que lleva y dejar encendido un velón, como siempre se hace –nuestros altares siempre tienen luz –. Se procederá, después, a instalar toda la casa.
Es cortés saludar a los espíritus de la casa, encendiendo un como de sahumerio. La primera comida que se cocine, ha de ser abundante, y tendrá que ir gente a cenar, para atraer la abundancia, lo mejor es usar guisos o comidas de cacerola porque representan la estabilidad y la prosperidad. Hemos de tener un plato cachado donde dejaremos comida y, por la noche, la arrojaremos desmenuzada en la esquina de donde vivimos, o al pie de un árbol para honrar a los espíritus y difuntos. De ser posible, los restos de la comida (la que no se comió ni se usó para el culto a los espíritus) deben ser enterrados, junto a una gran cantidad de arroz, laurel, tártago, palomitas de maíz y miel.
Es bueno mudarse sin lluvia ni días grises. Es bueno colocar flores en la casa nueva, es bueno que la primera vez que se haga el amor en la casa nueva, sea realmente con amor.
Recomiendo tocar la campana cada vez que uno se levanta y saludar a las entidades de lugar.
Otra cosa que hago, en general frente a los cambios, es pedirle a la Hermana Nutria, y ofrendarle una vela azul pasada por aceite y vestida con lavanda, para que uno pueda fluir con el cambio. Los rituales de protección nunca han de faltan, se podría enterrar una tijera abierta en la puerta, o clavar un cuchillo en una maceta cercana, o crear una bolsita para colgar detrás de la puerta con laurel, llaves, ajos, arroz, ruda y ajenjo (donde hay ajenjo, el muerto no pasa, siempre hay que tener ajenjo, dice mi madre)
Eso fue todo, muchas gracias por leerme. Los quiero y les deseo lo mejor. Bendiciones

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