Como muchos
allegados sabrán -esto en febrero fue-, ayer me mudé para comenzar mis estudios universitarios. Para
mi sorpresa varios paganos estuvieron mudándose para estas fechas, como mi
amigo Marco y Valeria, por ejemplo. Así que decidí escribir consejos rituales
para un momento como este. En nuestra tradición, nuestra casa ES nuestro
templo, y por ende, una manifestación de nuestra naturaleza espiritual. Por eso
es importantísima vivificar la casa a la que nos mudemos para que no sea
solamente casa, sino un hogar. A continuación describiré el proceso “ideal” de
mudanza ritual, pero se puede tomar varios elementos mezclarlos y otros no tomarlos.
Lo primero que
hay que hacer, además de tener una casa a la cual mudarse, es hacer un ritual
de despedida de la antigua casa. En mayoría de las veces en las que en mi
familia nos mudamos es para comenzar nuevas etapas: casamiento, separación,
mayoría de edad, etc. Así que es de buena
educación despedir a los espíritus de la casa anterior. Yo, la noche
anterior a irme, o algunos días antes, recorro la casa con mi tambor y canto,
luego paso otra vez por cada habitación con una vela blanca y un poco de
sahumerio. También se dejan vasos con agua y miel en las puertas. Con una
campana –“cineta” en el lenguaje tradicional–
y parado debajo del marco de la puerta, comienzo a hacer ruido y a pedir
que, si la casa queda deshabitada, que las bendiciones que nos pertenezcan
viajen con nosotros y que los males se vayan para que nadie sufra.
Si quedan
personas en la casa, cuando alguien se marcha por las buenas, jamás lloran,
porque saben que el cambio es por su bien. Se cree que llorar en una despedida
es un mal presagio. Se prepara una cena, se muden todos o no, y se pueden
invitar amigos. No tiene altas cuotas rituales, simplemente se bendice la comida
y se brinda y liba por la nueva etapa que se emprenderá.
Si tenemos una
planta que no nos podemos llevar pero que amamos, debemos adorarla. Yo, por
ejemplo, dejé a mi árbol sagrado en mi anterior casa, a mi Hermano Arce y,
antes de irme, rocié agua en su raíz, coloca miel, esparcí una cantidad de
harinas y encendí una vela debajo de él. También coloqué un vaso de ron, un
cuchillo y una hoja de palmera, pero eso es un secreto de la magia del monte,
para que el espíritu del árbol me siga oyendo.
Al irnos,
siempre dejemos fuego y agua en la casa, para que los próximos que habiten
allí, tengan bendiciones.
La próxima casa
debe estar limpia físicamente antes que nada, tiene que estar TODO limpio,
incluso hay que cortar el césped y sacar las cosas oxidadas. Se limpia el piso
con una mezcla de colonia inglesa o agua florida, agua, melisa, cáscara de ajo,
miel, artemisa, lavanda y rosa para santiguar la casa, y se limpian todos los
marcos y picaporte con agua y colonia. Sahumar con mirra, benjuí e incienso también
es propicio para levantar cualquier vestigio energético que pueda haber.
Después se molerá maíz pisingallo, arroz,
azúcar y coco y ese polvo se arrojará en las esquinas de la casa para
asegurar la firmeza y el dinero.
Sin tardar
mucho, se encenderá una vela y se servirá un vaso con agua, luego nos
dispondremos a plantar el altar. Antes que el humano, se mudan los Dioses, como
en una señal de que ellos están en todas partes y deben ser agasajados primero
que nadie, dice mi madre. Se debe plantar el altar completo con todo lo que
lleva y dejar encendido un velón, como siempre se hace –nuestros altares
siempre tienen luz –. Se procederá, después, a instalar toda la casa.
Es cortés
saludar a los espíritus de la casa, encendiendo un como de sahumerio. La
primera comida que se cocine, ha de ser abundante, y tendrá que ir gente a
cenar, para atraer la abundancia, lo mejor es usar guisos o comidas de cacerola
porque representan la estabilidad y la prosperidad. Hemos de tener un plato
cachado donde dejaremos comida y, por la noche, la arrojaremos desmenuzada en
la esquina de donde vivimos, o al pie de un árbol para honrar a los espíritus y
difuntos. De ser posible, los restos de la comida (la que no se comió ni se usó
para el culto a los espíritus) deben ser enterrados, junto a una gran cantidad
de arroz, laurel, tártago, palomitas de maíz y miel.
Es bueno
mudarse sin lluvia ni días grises. Es bueno colocar flores en la casa nueva, es
bueno que la primera vez que se haga el amor en la casa nueva, sea realmente
con amor.
Recomiendo
tocar la campana cada vez que uno se levanta y saludar a las entidades de
lugar.
Otra cosa que
hago, en general frente a los cambios, es pedirle a la Hermana Nutria, y
ofrendarle una vela azul pasada por aceite y vestida con lavanda, para que uno
pueda fluir con el cambio. Los rituales de protección nunca han de faltan, se
podría enterrar una tijera abierta en la puerta, o clavar un cuchillo en una
maceta cercana, o crear una bolsita para colgar detrás de la puerta con laurel,
llaves, ajos, arroz, ruda y ajenjo (donde hay ajenjo, el muerto no pasa,
siempre hay que tener ajenjo, dice mi madre)
Eso fue todo,
muchas gracias por leerme. Los quiero y les deseo lo mejor. Bendiciones
Facebook: Aramis L'hibou
aramislhibou@live.com
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