Puede que el acto de oír no eleve poder, o no el que necesitamos para crear
círculos, enviar deseos, etc, pero es un acto de naturaleza religiosa que nos
abre la mente y nos predispone. Espero que, con los años, los dioses me hagan
mejor narrador (soy un poco apurado), y así, gente más joven pueda escucharme y
repetir los mitos tradicionales (el descenso de la Diosa, la creación del
tambor, la creación de la danza, las rocas cerca del fuego, etc.)
Además, narrar historias nos recuerda el poder de la palabra. Es a través
de ella que, en muchas culturas, se cree que nació el universo. Incluso he
leido un mito en el que la naturaleza comenzaba a existir por efecto del relato
de la Abuela Luna a sus hijos.
Recordemos que antes que la palabra, para contar historias, se necesita
otra cosa, ¿qué puede ser? Sí, la voz, sin voz no podemos hacer uso de la
palabra oral. Y la voz es uno de los instrumentos con los que la naturaleza nos
han bendecido para rendirle culto, para acordarnos de ella. Un camino de poder
dicta que hay que cantar, pero otro dice que hay que contar historias,
inclusive, muchas canciones tradicionales narran aventuras épicas.
La voz es el sustento y el transporte de la palabra -lo que nos recuerda
que somos canales vivientes de la dvinidad y de su voluntad-, hasta que llegó
la escritura y desbarató el esquema (amo la escritura, pero desde un punto de
vista arqueológico, fue la destrucción de algunas tradiciones). La voz es una
cosa en el espacio, una presencia física. Posee un tono, un timbre, una
amplitud, una altura, un registro. O sea, un conjunto de elementos a los que
cada cultura asigna un valor simbólico puntual.
El aliento de la voz es creador. Por eso su nobmre suele estar ligado al
concepto de alma, o de espíritu: animus en latín, pneuma en griego, ñe'eo en
guaraní (ya me detendré en los guaraníes). En los glifos egipcios, la boca era
la fuerza creativa. Para la tribu bantú de áfrica, el fluir de la voz se
identifica con el del agua, la sangre y...el esperma. Para los Tuareg del
Desierto de Shara, el aliento y el alma son la misma cosa, por lo que cubren su
rostro con un velo para no "perder su alma al hablar". Pero está la
cuestión en saber qué clase de voz usar en el entorno ritual. Por ejemplo, el
rey africano de ciertas tribus no grita y habla poco, porque sabe que gritar es
un recurso femenino en su cultura, el narrador sagrado, canta, hace muecs y
sonríe cuando habla.
Cada vez que contamos un mito, estamos reviviéndolo. Cada vez que repetimos
una historia mitológica, activamos recuerdos ancestrales que duermen en
nosotros. En uno de sus libros, Raven Grimassi, dice que cree conveniente leer
en ciertos rituales ciertos mitos porque activa la información que está en
nuestra sangre y que podemos aprovechar para los rituales.
La palabra es esencialmente poder, un poder nombrador, creador, fecundante,
que pone en movimiento las fuerzas que permanecen estáticas en las cosas. Hacer
uso de la palabra otorga poder y sacude la realidad. Claro que no toda palabra
es Palabra, por eso en algunas sociedades hay diferentes lenguajes, uo vulgar y
otro sagrado.
Si la palabra verdadera crea vida, la mentira la destruye. En algunas
civilizaciones, decir mentiras es un gran agravio, porque se está usando la
lengua, que debe usarse para fomentar la paz y rezar a los Dioses, para crear
discordia. Es tomado como un abuso de poder.
Y el silencio es importantísimo. Saber cuándo callar es también aprovechar
la palabra. "Si la palabra construye la aldea, el silencio edifica el
mundo". Hay palabras e historias que no pueden usarse cuando uno tenga
ganas. La palabra verdadera, es creado y no es ajena a las circunstancia
espaciales y temporales en las que se manifiesta, como tampoco la posición del
cuerpo. Hay palabras que solo pueden decirse en ciertas épocas del año (como
los cuentos tradicionales de las estaciones), otras solo se dicen de noche o de
día, y otras más no se recitan si el tiempo es malo.
El poder de la palabra, o mejor, el poder divino que sostiene la palabra,
llamado Nommo en tribus bantú, es asociado el agua y al fuego, por el calor y
la humedad de la boca, y por eso la palabra se considera gestadora. Se dice que
el Nommo crea una semilla y es capaz de fecundarla. Está en todas partes, es
imposible no usar palabras, pero pocas veces sacralizamos al lenguaje. Y aquí
llegamos al uso de la voz y la palabra en los rituales modernos. Cuántas veces
uno se expresa mal al desear o hacer plegarias y al final el hechizo se
malogra...cuántas veces maldecimos sin pensar y después nos arrepentimos.
En algunas partes del mundo, la gente se lima los dientes para tener un
discurso más eficaz, en otras se tiñen los dientes de los adolescentes de azul
para que controlar su lengua. Entre los Dogon, se colocan aros en los labios
para que salgan "palabras bellas" y se colocan los mismos aros en las
orejas, para filtrar las palabras que dañen.
Los dogon creen que la palabra es lo que nos diferencia de los animales. La
palabra posee un cuerpo, una materia sonora formada por los cuatro elementos
que conforman el cuerpo humano, tierra, aire, fuego y agua. Cuando falta agua,
"la palabra sale seca", sin poder, rogante. Cuando falta calor, la
palabra daña. La tierra le da a la palabra su peso, su firmeza, para
distinguirla de cualquier ruido. Incluso los sonidos tiene género, algunos son
machos y otras son hembras, asi que al contar historias y cantar, se está
"mezclando" energías de diferentes naturalezas.
Pero la fuerza de la palabra y de sus historias dentro de los rituales
depende de la fuerza vital de la persona. Si es escasa, el sujeto hablará muy
poco y no será escuchado, porque su energía se fuga. Tal fuerza, se cree, se
origina ene l agua, en el elemento que comprende la sangre. Las impurezas de
una persona, se manifiestan en el habla, si alguien blasfema y se queja, está
exponiendo su realidad personal. A veces, se cree que quieren hablan nasal,
tienen la palabra podrida, y que los espíritus están llevándole la vida.
Para los guaraníes, TODO es palabra, absolutamente todo, y quien conoce la
palabra correcta, puede hacer grandes cosas, concepción que vemos, por ejemplo,
en los egpicios también. La identificación entre el alma y la palabra es tan
grande entre los guaraníes, que se habla de una Palabra Viva, una Ñe'eo. La
palabra es la manifiestación del alma que no muere, del alma que, a pesar de
todo, sigue estando presente y fluye. Cuando cuentan historias que invlucran a
fallecidos, ellos creen que aparecen para representarla, por lo que hay que
tener cuidado con lo que se dice. Entre los pai tavyterä, una etnia guaraní, se
cree que existía, en un comienzo, una sola fuerza, la Jasuka (cuya palabra
suele hacer referencia a la luna) y que, de esa "lluvia eléctrica"
surgió una voz que cantaba, y que con sus cantos fue creándose cuerpo
propio.
Tenemos así que las palabras son la naturaleza del brujo y que es muy
importante usarlas adecuadamente. Intenten en sus rituales contar historias y
prueben, quizá podrían usar instrumentos para acompañar.
Eso es todo por ahora, espero que les haya gustado.
Bendiciones de todos los bueno espíritus!
Aramis L'hibou
aramislhibou@live.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario